Solo conociendo nuestro tipo de piel correctamente podremos cuidarla perfectamente. Los dermatólogos dividen el tipo de piel en dos grupos: Grasos y secos. No toda la superficie facial es de un tipo o de otro, por eso es muy importante determinar qué zonas de nuestro rostro es graso y que zona es de tipo seco.
Qué hacer para saber qué tipo de piel tenemos.
Antes de ir a la cama y acostarse, se lava la cara con agua y jabón. No se aplicará ninguna crema, a la mañana siguiente pasando las yemas de los dedos por todo el rostro se podrá verificar sin ninguna duda que zonas son secas y cuales son grasas.
Piel seca.
- Aspecto fino, de poros pequeños y piel frágil.
- Tras lavarse con jabón normal se queda tensa.
- Tiende a formar escamas con facilidad.
- Se arruga fácilmente.
- Tiene poquísimas impurezas.
Piel grasa.
- Poco después de haberla limpiado ya muestra un aspecto grasiento.
- Está llena de poros grandes y piel mal irrigada.
- Está llena de impurezas.
- Las arrugas tardan en formarse.
Si la piel muestra las dos características se dice que es de tipo mixto: La frente la nariz y la barbilla serán grasos, mientras que las mejillas tendrán tendencia a la sequedad. Si la piel es áspera y a pesar de ello se forman cúmulos de grasa que cuesta mucho de quitar, se trata de una piel grasa-seca o seborreica. En estos casos la piel segrega mucha grasa pero no consigue llegar a la superficie. En todos los casos, la grasa en la piel en necesaria en su medida, una película de grasa sobre la piel la protege de las influencias exteriores, como el frío o el calor.
Piel sensible.
Suele tener las mismas características que la piel seca, pero reacciona a estímulos tanto externos como internos, con picores, ardores, manchas rojas o pequeñas espinillas. Suele tender a las alergias.
Piel con impurezas.
Es debida a muchos motivos: mala alimentación, infecciones en la boca y de la cavidad bucal, alteraciones del intestino, estrés, una falta de higiene de la piel, e incluso una falta de desconocimiento de la propia piel para utilizar su higiene. Con los cambios apropiados en la alimentación o higiene las impurezas desaparecen.
El acné.
El acné juvenil aparece como consecuencia del cambio hormonal en la pubertad, es totalmente natural y desaparece en unos años.